EL OSO COCAINÓMANO QUE ESTRANGULÓ EN BOSTON

Hola. Estos últimos días hemos visto muchas películas, y no sabemos por dónde empezar. Vamos a dejarlo en tres, y si seguimos vivos, seguiremos en otro momento. La absoluta locura que plantea Elizabeth Banks con ‘Oso vicioso’ (‘Cocaine Bear’ en su juicioso título original), es un divertimento absolutamente desquiciado. Entendemos que este artefacto se haya convertido en el más rotundo sleeper de la temporada. De Banks ya nos enamoramos en cosas tan dispares como ‘Vaya resaca’ o ‘El hijo’ (dos películas perfectamente rescatables), y ahora vemos como se atreve a rodar una comedia salvaje, cubierta de sangre y mala hostia. Y mucha farlopa. Cine de puro divertimento, nos dimos cuenta en los créditos finales que esta fue la última de Liotta, aquí en gángster hortera. Muy buen actor.

También hemos visto con mucho interés ‘El estrangulador de Boston’, que juega en la liga de lo de ahora (ejem), y no tiene nada que ver con la legendaria película de Richard Fleischer de 1968, con Tony Curtis asesinando a diestro y siniestro en un papel que le hizo mejor artista. En esta de 2023 nos cuentan la historia de las periodistas que cubrieron y destaparon gran parte de este intrincado relato real de asesinos que matan cada uno por su lado. Carrie Coon es una presencia irresistible, superando con creces a Keira Knightley, que muy bien pero siempre nos parece como con sinusitis. Ha hecho la música Paul Leonard-Morgan, y el director ha querido que lo sepamos porque no para de sonar en todo el puto metraje. Mal andamos cuando pedimos tanta apoyatura. La película se deja ver con mansedumbre.

Y finalmente, una tremenda y esperada decepción, que es ‘El cuarto pasajero’, la última porra de la churrería de Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría. Efectivamente, y como suele suceder en este tándem, la película arranca como un cohete pero a la media hora se viene abajo, y es un apuro en la cama decírselo al otro. A Rubén Cortada hay que quitarle el carné de actor. A Ernesto Alterio hay que quitarle el carné de Ernesto Alterio. Y yo me voy a dormir. Hasta pronto.