Toca salir del rincón

No se dejen engañar por lo que reza mi DNI, pese a que figure Madrid como lugar de nacimiento, con sólo 6 meses de edad ya era un almeriense más. Y aún pese a llevar más de 20 años fuera de mi tierra, sigo sintiéndome más almeriense que otra cosa. Por eso me voy a tomar la licencia de hacer aquí esta pequeña reflexión. Para ello, y tirando de mi oficio, me permito el lujo de usar la analogía pugilística. Dicen que en el boxeo, el luchador que queda atrapado en el rincón, tiene por lo general un serio problema. Esto es, va en desventaja. En ese rincón, donde sólo se recibe castigo, golpes y se sufre el dominio rival, hemos estado plácidamente muchos almerienses durante décadas. Un rincón geográfico, político y si me apuran social. Pues poco o nada de lo que sucedía en nuestra tierra, tenía o tiene reflejo e impacto más allá de nuestras fronteras. Pese al paso del tiempo, jamás he logrado asimilar como otras provincias o destinos turísticos, han conseguido labrarse una reputación, una fama o una imagen mucho más atractiva, seductora y conocida, teniendo mucho, muchísimo menos que ofrecer que nuestra tierra.

Así, en este rincón, hemos visto atónitos, como se nos colgaban los tópicos andaluces, que para quien conozca Almería, sabrá que están a años luz de nuestra realidad. No sólo estamos a cientos de kilómetros del corazón de la Andalucía de “cliché”, sino que de facto, transitamos y vivimos a años luz de estos estereotipos que han configurado la manera en que se nos ve desde el resto de España y del mundo.

En Almería, ni decimos, ni diremos “mi arma”, “ojú”, “quillo”, “pisha” y un largo etcétera que nos suena tan marciano como injusto. Quizá porque estamos tan lejos de Sevilla como de Madrid, quizá porque no nos identificamos como ese patrón, ese molde caduco.

Aunque no se pregone, somos algo más que la huerta de Europa o el motor económico de una región con más de 8 millones de habitantes. Nadie de fuera nos tiene que venir a explicar que el trabajo duro, es lo que nos ha llevado hasta aquí. Un doble mérito, puesto que durante décadas, ni Sevilla ni Madrid parecieron ni parecen estar interesadas en este rincón de Andalucía.

Pues bien, creo que ha llegado la hora de salir de este rincón, de pelear a la contra y de demostrar, como los buenos boxeadores, que no nos vamos a quedar en la esquina a seguir recibiendo con la cabeza baja.

Es hora de decir, “aquí estamos”, de mostrar lo que somos y sobre todo lo que podemos ser y ofrecer a todo el que nos visite.

Con la que está cayendo, es el momento de abrazar con inteligencia iniciativas como la de SAECIOS, un escaparate al mundo. Una ventaja por la que demostrar que este rincón, el nuestro, merece mucho, pero mucho la pena.

Un océano de planes nos espera en esta web. Prueba evidente de que hay muchos en mi tierra, que se resignan a “morir” en ese plácido rincón. Por eso quiero desear la mejor de las suertes a mi gran amigo Emilio Martínez Castellón y os invito a sumaros a este proyecto, a sumar voluntades, ideas. Ojalá, se transforme en esa herramienta que nos lleve a probar que el talento no entiende de geografía y que la nuestra, nuestra gente, está sin duda a la altura de las mejores. Así que ya lo saben, para lo que viene, la guardia, ¡alta! Y la cabeza, ¡aún más!.