Desequilibrios
escrito por María del Mar Saldaña
Desde que el ictus azotó mi organismo, cual torbellino, arrasando con la poca salud que me quedaba, me he dado cuenta que algo en mí no funciona como debería. Y no lo digo por la inmovilidad producida, ya que, desde entonces, no siento ni padezco en una de mis mitades; me refiero a que, por alguna razón inexplicable, he dejado de tener control sobre la parte izquierda de mi cuerpo. Fui consciente de ello la mañana en la que me preparaba el primer desayuno tras la salida del hospital. Mi mano derecha se afanaba con torpeza en hacer su trabajo y el de la compañera, ya inservible, cuando me sorprendió, de súbito, la implicación de la extremidad lisiada en la tarea. Ni mi cerebro ni mi organismo ordenaban o sentían aquellos movimientos. Asustada, cogí el rodillo y me golpeé incansablemente. De momento no ha vuelto a dar señales de vida.