65 millones de motivos para no comprar una entrada

Hola. Cuando supimos que Adam Driver se había embarcado en una película con dinosaurios, nos quedamos una miaja estupefactos. Este actor de físico dificultoso y maneras un poco demasiado intensas, además de su mala reputación en el set y en el trato con los medios, ha trabajado en varias producciones de gran presupuesto, pero no tanto con guiones pretendidos a reventar la taquilla, excepción hecha su participación en la saga ‘Star Wars’, donde hizo un antagonista, Kylo Ren, que en su momento aceptamos con resignación. Es talentoso, sí, y también algo cargante: se te aparece en sueños y ni siquiera desnudo.

El título de esta cosa jurásica es ‘65’, y efectivamente alude a los millones de años que han pasado desde que se extinguieran los dinosaurios. La película no elude un espíritu de serie B incontestable que en principio nunca nos molestaría, puesto que somos fans de los presupuestos ajustados e incluso famélicos, siempre y cuando haya una buena historia detrás. No es el caso. Este relato mil veces visto promociona la práctica de la siesta, y eso que el metraje no alcanza ni la hora y media prescindiendo de los créditos finales, que no hemos visto para ahorrarnos el disgusto de cagarnos en la ralea de todas y cada una de las criaturas que han perpetrado tan rutinario despropósito. Vacua y antipática, sus pretendidos momentos de humor tienen toda la mala follá del mundo (a Driver se le atraganta la comedia), y para rematar la faena, es una historia con niña desvalida y redicha interpretada por Ariana Greenblatt, una jovencísima actriz con varios títulos a sus espaldas. Entendemos que a los menores no hay que darles bofetadas hasta en el cielo de la boca, pero a veces nos asaltan pensamientos o meterlos a monaguillo. Es una película previsible, filmada con torpeza y carente de la emoción que sus paupérrimas líneas de guión quiere despertar en el espectador. Y la fauna antediluvial que aparece en la pantalla tampoco logra elevar el tono, que nos acordamos a cada instante de ‘Parque Jurásico’, esta sí, un clásico contemporáneo. ‘65’ era prometedora, pero nos han vuelto a engañar. Si a los quince minutos de arrancar la trama los dos protagonistas hubiesen muerto triturados entre las mandíbulas de un carnívoro gigantesco, nos hubiese parecido el mejor cortometraje de la historia de la cinematografía mundial.